PRESENTACIÓN

Queridos amigos y hermanos, este blog tiene por finalidad compartir con ustedes herramientas e ideas sobre comunicación para las comunidades...

sábado, 1 de diciembre de 2012

Sobre la forma de redactar

¡Hola amigos! ¿como están? ¡Ya llegamos a la última edición de Eclesia de 2012! El año pasó rápido, pero seguramente lo hemos aprovechado para crecer en varios aspectos de nuestra vida, espiritual, personal y comunitaria... asi que los invito a celebrar todo lo positivo que vivimos en este año que se termina, y a evaluar el origen de los aspectos negativos para seguir madurando en nuestro recorrido hacia el Reino de los Cielos.

En esta oportunidad, me gustarìa repasar brevemente los diferentes contratiempos que encontramos en la comunicación parroquial:

  • Usar un léxico elevado: una de las reglas básicas del buen comunicador, es hacer su mensaje accesible al público mas sencillo: La única forma de hacer esto correctamente, es usar un vocabulario que pueda comprender hasta aquel que ha tenido una formación escolar básica. Siguiendo esta indicación, podremos estar seguros que nuestro mensaje podrá ser al menos comprendido en forma literal por todas las personas que establecieron contacto con el emisor del mensaje (Ya sea en una exposición oral, en un escrito o pieza gráfica, o cualquier medio que utilicemos). El recurso de elaborar un mensaje que sea complejo de descifrar para la mayoria, es a veces una herramienta que se utiliza en publicidad masiva, pero en nuestra comunicación institucional, debemos evitarla ya que procuramos que nuestro mensaje sea entendido de la forma mas fiel, y no que se hable del mensaje sin comprenderlo.
  • Centrar nuestro discurso sin tener en cuenta la realidad de los destinatarios: Ya sea porque predomina en nosotros un estilo paternalista de gestión de la comunicación,  o muchas veces porque nos regimos por la improvisación, caemos en el error de obviar el trabajo de situarnos en el imaginario de las personas a las que nos dirigimos, y por eso cometemos la negligencia de mencionar situaciones o generar reacciones no esperadas (aunque estas no sean manifestadas en el momento) en nuestro público. La mejor forma de evitar estas equivocaciones, es -luego de pensar el mensaje que queremos transmitir- evaluar las diferentes lecturas que las personas que nos escuchan o leen pueden tener, y afinar el discurso para donde queremos dirigir nuestro mensaje. Esto muchas veces se pasa por alto por creer que al momento de elaborarlo, nuestro mensaje ya está respaldado por el “tacto” de quien lo emite, sin embargo, hace este segundo paso nos permitirá un mejor manejo y una mejor comprensión del mismo.
  • No evaluar la efectividad de nuestro mensaje: Finallmente, otro de los grandes errores que cometemos, es no evaluar periódicamente la forma que estamos desarrollando para la comunicación de la parroquia. Hacerlo en forma asidua, nos garantizará que estamos desplegando nuestro trabajo pastoral de una forma eficaz,y que estamos sabiendo trasmitirlo correctamente. Para evaluar nuestro mensaje, podemos hacerlo en base a datos objetivos (cantidad de asistentes a tal encuentro, cantidad de donaciones recibidas en tal campaña) y también subjetivos (pedir opinión a personas que no estan en la comisión o junta parroquial sobre las diferentes piezas enviadas, enviar una copia de estos a un conocido que no sea de la comunidad, y pedir una crítica sobre la misma, etc) La combinación de ambas formas de evaluar, nos permitirán reconocer los aspectos a corregir, y los elementos a sostener y desarrollar en nuestra estrategia comunicativa.

¡Les deseo que tengan una hermosa Navidad y un muy feliz Año Nuevo! Que el Niño Jesús vuelva a nacer en nuestros corazones para mirar todo con ojos de niños, y esa simpleza, seguir nuestro camino hacia la santidad. ¡Hasta el próximo año!

domingo, 25 de noviembre de 2012

Comunicación Interna

COLUMNA ECLESIA NOVIEMBRE 2012 ¡Hola amigos! ¿como están? ¡Que alegría encontrarnos nuevamente en esta columna! Continuemos con nuestro recorrido, casi ya llegando al final del año, por los diferentes desafíos que encontramos en la comunicación parroquial. Este mes, me gustaría que pensemos juntos, sobre la necesidad del “espíritu comunitario” también en lo relativo a la comunicación. Pero para comenzar a hacerlo, primero debemos comprender que la tarea de comunicar, es una función que atañe a todos los miembros de la comunidad, desde el sacerdote hasta el último catequizando; y que sólo luego de comprender esta premisa, podemos abocarnos a la tarea de realizar un planteo correcto de lo que queremos transmitir, y cómo pensamos hacerlo. Para aspirar a lograr que el mensaje que queremos trasmitir a la sociedad ( en el caso de la parroquia, hablamos del barrio) llegue de la mejor forma a los destinatarios, tendremos que dedicar un momento a pensar juntos diferentes estrategias de comunicación, las cuales ya de por sí, serán de dos naturalezas bien distintas: Las estrategias de comunicación interna, deberán contemplar las diferentes herramientas que tiene la comunidad para hablarle a sus mismos integrantes; es decir a los hermanos que participan de una u otra forma en ella, de acuerdo a la forma en que decidieron o encontraron para integrarse a ella. (aqui les propongo la distinción entre “decidieron” y “encontraron”, ya que muchas veces, existen personas -muchas veces con mucho potencial y talento- que por una personalidad reservada o tímida, nunca llegaron a integrarse), ya sean catequistas, dirigentes de instituciones, catequizandos, o simples concurrentes a la Santa Misa. Aqui podemos hablar, obviamente de los tradicionales Boletines, carteleras, pero también debemos pensar que forman parte de estas estrategias, cada cartelito en los cuadernos de catequesis, la iluminación de los salones y el templo, el saludo de la secretaria parroquial, y otra mas innovadoras como las presencia en redes sociales, el uso de la multimedia y el uso de mails “institucionales” con dominio propio. Como estrategias de comunicación externa, se desarrollarán propuestas que tengan por objetivo, transmitir el “mensaje parroquial” a aquellos que no entran en contacto con la vida parroquial con frecuencia. Entre ellas se encuentran los volantes que invitan a un evento puntual (habitualmente cerca de Semana Santa y/o Navidad) los pasacalles que en ocasiones especiales se colocan transmitiendo un mensaje de algun valor que se busca resaltar, pero también el respeto de los peregrinos en una caminata organizada por la parroquia a los peatones y conductores que pasan por su recorrido, y los vecinos de la sede parroquial. Si hemos de plantearnos ¿Que cosas son comunicables desde y hacia la parroquia?, podríamos hacer un extenso listado, pero básicamente, podríamos hablar de: Valores (ideas-fuerza, basadas en los principios que emanan de la Buena Noticia del Evangelio, que aplican a la vida del vecino del barrio), llamados a la acción (que buscan una respuesta concreta del público, ya sea acercarse a colaborar con una tarea, concurrir a un evento, cooperar mediante la donación de algún elemento) e informaciones (de naturaleza mas amplia, referente al bien común, pero que no necesariamente expresan algún valor evangélico propiamente dicho). Los mensajes que llegan a la parroquia, son exactamente los mismos, aunque en ocasiones, refieran a valores contrapuestos a los cristianos, y alli es donde debe imperar, la cultura del diálogo, y la prudencia pastoral. ¡Hasta el mes de diciembre!

lunes, 1 de octubre de 2012

La necesidad de formarse sobre comunicación.

Queridos hermanos, ¡¡Gracias por visitar una vez mas esta columna de Eclesia, donde buscamos entre todos encontrar caminos para mejorar la comunicaciòn de la parroquia!! Llegamos a Octubre, ya comienza la recta final del año, preparandola con entusiasmo y esperanza, y quiera Dios, con la alegría de haber puesto lo mejor de nosotros, en todos los proyectos que encaramos. En este mes, les pido la oración por los frutos de la próxima  Asamblea Diocesana de Acción Catolica de Lomas de Zamora, que se realizara el 13 de este mes. Pero bueno, ahora, vayamos a lo nuestro: Descubramos como a veces, nuestras dificultades en comunicación se originan en la falta de conocimientos en esta materia.

Sin duda, la mejor formación que puede encontrar un agente de pastoral, en cualquier área en la que quiera crecer y colaborar (comunicación, economía, trabajo social, etc) es en el registro de sus propias acciones y la de su comunidad, con el correspondiente balance de los aspectos positivos y negativos de los mismos,  y el compromiso de tener en cuenta esta información para los posteriores proyectos. Sin embargo, esta no es la única herramienta con la que cuenta el comunicador de la comunidad, para formarse y encontrar mejores caminos para transmitir el mensaje que se le ha pedido transmitir.

La auto-formación en comunicación, nos remite tanto a las herramientas que siempre hemos tenido a mano (libros, revistas, artìculos y/o notas en Tv) como la que podemos ir desarrollando nosotros mismos (generar una rutina, de reunirnos con aquellos dirigentes que han pasado por nuestra vida -de nuestra comunidad o de otra- a los cuales admiremos, y tengamos como referentes en el trabajo pastoral -aqui  no me refiero a nuestro “director espiritual” a quien consultaremos sobre nuestra vida y nuestro crecimiento en la fe, sino que hablo de quienes nos puedan ayudar con su experiencia de trabajo concreto; dialogar con otros miembros de la comunidad con funciones estratégicas -como la secretaria, los diáconos, etc- ) y aquellos a los que podemos recurrir mediante el uso de las nuevas tecnologías (la lectura asidua de blogs, participación en seminarios virtuales, la consulta a los organismos pastorales diocesanos y o nacionales para recibir otras fuentes de formación, etc). A este respecto, no olviden, que siempre tienen a su disposición totalmente gratuita,  mi correo electrónico lic.martos@gmail.com para cualquier consulta que quieran realizar en materia de comunicación de la comunidad.

Cabe recordar, que, en la medida que vayamos conociendo mas sobre nuestra tarea y funciones de comunicación, debemos no solo hacernos a la tarea de generar un grupo de trabajo en este área de la realidad parroquial, sino que, una vez que vayamos haciendo nuestro camino de formación, deberemos plantearnos el descubrir formas de compartir estos conocimientos con más hermanos, de forma que no solo facilitemos nuestra propia tarea, sino que haremos de nuestra comunidad, cada vez una más eficaz herramienta de evangelización.




¡Hasta el próximo mes! ¡Dios nos bendiga! ¡Nos encontramos en Noviembre!

sábado, 1 de septiembre de 2012

“Poca astucia en el trabajo pastoral”

Queridos hermanos, ¡¡Feliz Primavera!! En este mes que renace la vida y la naturaleza nos regala la alegría típica de esta estación de flores nuevas y aves que cantan la grandeza de Dios, quiero agradecerles sus oraciones por los frutos de la Asamblea Federal de la Acción Católica, que al llegar a esta columna ya se habrán enterado lo bien que salió, congregando a mas de 8000 militantes de todo el pais.

Llegó la oportunidad, de referirnos a otro desafío que debe superar cualquier proyecto de comunicación parroquial: el nivel de identificación con el proyecto, es decir, el grado en el que los hermanos de la comunidad se sienten representandos e involucrados con las distintas fases del mismo, ya que, siendo la parroquia un ámbito donde se trabaja en forma voluntaria, la forma en que los integrantes desarrollan una tarea, es proporcional al grado de participación y pertenencia que ellos sientan en la misma.

Las formas de involucrarse en el proyecto pastoral, dependen de dos factores principales: la capacidad (los talentos) con los que cuenta la persona, y el grado de apertura que el proyecto en si posibilita a los que lo integran. Es posible que gente muy capacitada para una determinada tarea, no sea convocada por múltiples factores, o incluso, siendo convocada, se la limite a una actividad mucho menor a la que podría desempeñar, generalmente por desconocimiento de quienes la convoca, pero también a veces por falta de iniciativa del convocado.

Una óptima estrategia es, al momento de convocar  a diferentes personas para una tarea determinada, es procurar -ya sea a través de una entrevista con la persona o por referencias de terceros- conocer todo el potencial que tiene, ya sea por lo que ha hecho hasta el momento, o por la exploración de los gustos e intereses de la misma, donde uno puede encontrar un verdadero tesoro de talentos ocultos. Esta análisis, en la mayoria de las oportunidades, no solo permite satisfacer de manera inmediata las necesidades que surgen del proyecto concreto, sino que dan origen a muchos otros proyectos posteriores, al mismo tiempo que logra incrementar, de forma exponencial, el compromiso de la persona hacia la comunidad o institución que la convoca.

Si bien es cierto, que en el mensaje parroquial hay diversos tipos de públicos (hay personas que son solo receptores de las noticias, otros que a su vez también las difunden, y otros que se involucran en mayor medida haciéndose partícipes de los proyectos), la mejor forma de lograr que la gente “se ponga la camiseta” parroquial, es a través de escucharlos, y ver que aspectos de su personalidad pueden ser claves en su integración y participación comunitaria.

miércoles, 1 de agosto de 2012

“Poca astucia en el trabajo pastoral”

Queridos hermanos, ¿como estan? Ya estamos promediando, el invierno, los días empiezan a ir haciéndose más largos, y el frío empieza a ceder ¡Dios quiera que también en nuestras comunidades el calorcito vaya creciendo durante lo que resta del año, abrigando a los que se acercan y fortaleciendo a los que ya estaban!

Hoy en esta columna de comunicación parroquial, vamos a hablar de otra característica que deben poseer los agentes pastorales para cumplir bien su labor: la astucia. Vale aclarar, antes de profundizar esta reflexión, que ante la dualidad de la palabra astucia, la tomamos aquí, como la capacidad para encontrar la mejor forma, para conseguir el fin que perseguimos; y como deciamos en las columnas anteriores, el límite a nuestras ideas y acciones, está dado por el magisterio de la Iglesia, las buenas consumbres, y el buen gusto.

Aclarado esto, al invitarlos a pensar con astucia, les estoy proponiendo que, ante cualquier emprendimiento que vayamos a realizar en nuestra tarea evangelizadora, procuremos maximizar nuestro pensamiento creativo, pero a su vez lo desarrollemos “con los pies en la tierra”, es decir, sometiendo nuestra creatividad a un riguroso análisis de las posibilidades de éxito y fracaso, a fin de poder tomar las mejores decisiones para lograr de un modo mas eficaz y eficiente, aquello que vamos a realizar.

En este aspecto, no debemos olvidar que la comunicación cumple una función preponderante, puesto que ella puede ser un factor de importancia al desarrollar nuestras iniciativas.

Al momento de planificar alguna actividad o proyecto, trabajar astutamente, requiere tener en cuenta:

-  Finalidad de la actividad o del proyecto (cuales son el objetivo máximo y mínimo a alcanzar)
-  Lista de todas las diferentes alternativas o caminos que existen para alcanzar el objetivo a alcanzar.
-  Evaluar las diferentes alternativas, teniendo en cuenta cuales de ellas son las que mayor probabilidad de éxito tienen, de entre ellas cual es la que menos recursos necesitan para desarrollarse, y si ningún aspecto de la misma se riñe con la moral ni con lo que enseña el magisterio de la Iglesia.
- Analizar que problemas e inconvenientes pueden presentarse al desarrollar nuestra actividad o tarea, de la forma que elegimos realizando los pasos anteriores, y desarrollar diferentes respuestas para cada infortunio.
- Realizar e Informar de este análisis, a todos los que forman parte de nuestro equipo de trabajo, para que puedan tener en claro comunitariamente el desarrollo integral de la actividad,  y se pueda contar con un trabajo en conjunto que enriquezca y fortalezca a la misma para alcanzar pronta y correctamente, el fin propuesto.

¡Que tengan un hermoso mes de agosto! Les pido oraciones por el éxito de la Asamblea Federal de la Acción Católica, institución a la que pertenezco y debo mucho de lo que comparto con ustedes. ¡Dios nos bendiga! ¡Nos encontramos en septiembre!

domingo, 1 de julio de 2012

“La poca constancia en nuestra labor pastoral”

Queridos hermanos, ¿como estan? ¿como comenzaron el invierno? ¿Pudieron participar en el Corpus Christi Diocesano?

Bueno, vamos a lo nuestro: hoy vamos a hablar de uno de los grandes inconvenientes que se presentan en la vida de todo dirigente pastoral: la falta de constancia.

La baja en la constancia, puede deberse a las siguientes causas:

  • Un período muy extenso de trayectoria en una misma labor: un período de mas de tres años, haciendo lo mismo, sin incorporar ninguna novedad, incrementa el desgano y la desmotivación.
  • Escasez de expectativas de realización, es decir, creer que mas allá del esfuerzo que se haga, todo va a seguir igual en la comunidad.
  • Ausencia de reconocimiento por los logros, si bien obviamente en la comunidad uno trabaja sin esperar nada a cambio, la falta de una palabra de aliento o de felicitaciones por las personas que estan en la conducción del grupo o del área en el que se trabaja, es siempre necesaria para una retroalimentación positiva.
  • La falta de libertad para las iniciativas propias (real o imaginada, como lo analizamos el mes pasado)
  • Problemas personales del dirigente: esta causa es ajena a la comunidad y/o grupo, pero debe ser tenida en cuenta ya que repercute inexorablemente en su función dirigencial, y requiere el acompañamiento y la comprensión de todo el grupo que conforma la comunidad, y el reconocimiento de las propias limitaciones por parte del dirigente.

La mejor estrategia, para enfrentar la desmotivación y la falta de constancia en nuestras labores pastorales (¡Y en cualquier ámbito de la vida!) es, en primer lugar (como dice un viejo principio teológico: Lo que no se asume no se redime) reconocer el problema, luego hacer un breve freno en las actividades (parar el trabajo “inercial” o rutinario) y luego plantear cambios que posibiliten sentirse a gusto en el trabajo que uno realiza, y sentir que esta labor es útil, y sirve para mejorar tanto la cantidad como la calidad de la comunidad.

No obstante, al plantearse la realización de cambios en nuestras actividades, estas debieran guiarse por una metodologia incremental, es decir, que al aplicarse se debería ir de “menor a mayor”, incluyendo primeros los mas básicos para ir creciendo en complejidad e innovación, a medida que se van logrando incorporar los primeros. Esto garantiza ir trabajando sobre terreno sólido, evitando los inconvienientes a nivel comunitario, y mejorando la seguridad en el accionar, en el nivel personal.

¡Cuídense del frio! ¡Aprovechen el calor de la comunidad! ¡Y hasta el próximo mes de agosto!

viernes, 1 de junio de 2012

La libertad de los hijos de Dios y la comunicación parroquial

¿Como están,  amigos?  Seguramente, el clima otoñal nos ayuda a parar un momento en el desarrollo normal de las actividades, y ponernos a reflexionar un momento, a mitad de camino en el año, y poder ver como potenciar nuestro trabajo para el resto del año.

En este marco, quiero proponerles que nos tomemos unos minutitos, para descubrir que lazos existen, entre los inconvienientes que surgen en la comunicación parroquial, y el grado de libertad con el que nos movemos en relación a los demás integrantes de la comunidad.

Un primer aspecto a tener en cuenta, es que muchas veces nos movemos como si no pudiéramos aportar nada nuevo (y esto va muy relacionado con la columna del mes anterior), por temor a cometer errores graves en la forma de realizar nuestras actividades, y ser sancionados, o apercibidos por las autoridades del ámbito, institución, grupo o movimiento, al que pertenecemos. Esta percepción, si bien ayuda a mantenernos dentro de los parámetros de la óptima convivencia y favorecer el bienestar comunitario; cuando es llevada al extremo, es nociva ya que paraliza el surgimiento de nuevas iniciativas, y lejos de ser funcional al grupo humano en el que nos encontramos, lo termina dañando por la tensión individual que genera, y llevándolo a una monotonía perjudicial.

Debemos, claro, reconocer que existen - y deben existir- limites claros a lo que uno hace y deja de hacer en el ámbito parroquial, y que estos están dados, tanto por el responsable de la parroquia (Sacerdote o Congregación a cargo) y por las autoridades que animan la vida parroquial desde la Junta y/o Consejo. Estos límites, no solo ayudan a la paz comunitaria, y al trabajo en conjunto, sino también que son necesarios para el crecimiento personal de todos los que la conforman. Pero estos límites, deben ser comprendidos, aceptados y compartidos con caridad, y esto sobre todo, entre los hermanos que no tengan un rol dirigencial.

Mas allá de los límites explícitos, que figuran en los reglamentos, estatutos y otras formas de organización plasmadas por escrito, nuestras iniciativas deberían pasar por un triple filtro interno, antes de proponerlo al grupo al que pertencemos. Este filtro, debe contemplar:

  • Si nuestras iniciativas (y la forma de expresarlas) mantienen el respeto debido a nuestros hermanos, ya sean autoridades o compañeros de grupo o institución;
  • Si nuestras propuestas se corresponden con el criterio de obediencia que debemos a las autoridades de la comunidad parroquial, y de la institución y/o movimiento al que pertenecemos;
  • y si nuestros proyectos, apuntan y favorecen el camino de comunión que entre todos debemos construir en nuestra parroquia.

En síntesis, parafraseando una vieja frase, podriamos decir que debemos recordar que “mis derechos comienzan donde empiezan mis responsabilidades”; esto también es aplicable a nuestra participación en la vida parroquial, y muchas veces, al omitirla por olvido o desconocimiento, estamos dañando, a la comunidad parroquial. Y como queremos a la comunidad, y trabajamos por ell, debemos tenerla bien presente.

En Julio, trataremos de enfrentar ese fantasma silencioso, que muchas veces afecta nuestro trabajo pastoral, y que se va colando de a poco entre nuestras actividades, con el fin de hacernos claudicar: la falta de constancia.

¡Hasta el próximo mes, y que Dios nos bendiga!

domingo, 1 de abril de 2012

EL ROL DE LOS AGENTES PASTORALES

Queridos amigos, ¡Feliz Pascua de Resurrección! ¡Dios quiera que hayan pasado una Santa Cuaresma, y que hayan podido aprovechar este tiempo de Reconciliación, para volver a la amistad con El, y con nuestros hermanos!

Volviendo a los desafíos que encontramos en nuestra tarea evangelizora, es hora de hacer un pequeño repaso del rol que cumplimos en la comunidad parroquial, y como ello nos afecta personal y comunitariamente.

Entonces, ya vale la pena reconocerlo: otro de los grandes problemas que nos encontramos en nuestra tarea de agentes pastorales, es la falta de conciencia sobre el rol propio. Y cuando digo esto, no estoy queriendo decir que desconozcamos las tareas que realizamos, y que no la podamos hacer en forma correcta: podríamos realizar nuestras funciones a la perfección, y sin embargo, no lograr llegar a aportar tanto como quisiéramos (y los demás esperan de nosotros) a la comunidad parroquial. Sino mas bien, esta falta de conciencia hace referencia al no comprender acabadamente, los efectos que nuestras tareas e iniciativas tienen ante los demás.

La mejor forma de comprender las consecuencias (positivas y negativas) de nuestro accionar, es preguntarnos ¿a que públicos nos dirigimos?, es decir, ¿Con que grupos de gentes entramos en contacto, ya sea directa o indirectamente? Por ejemplo, una catequista no entra sólo en contacto con sus catequizandos: también lo hace directamente con los padres, e indirectamente con el resto de la familia de los chicos, con las otras catequistas de la parroquia y de la diócesis, con los dirigentes de las instituciones y movimientos, con el sacerdote... y con todos ellos establece una interrelación que tiene diferentes características. Un buen ejercicio, es hacer hacer un cuadro donde de un lado pongamos todos los grupos y/o personas con los cuales entramos en contacto habitualmente como agentes pastorales, y del otro lado, unas columnas  donde pongamos nuestro mejor recuerdo trabajando con cada uno de ellos, en otra columna nuestra principal dificultad, y en una tercera columna, las consecuencias (hacia los demás) que se desprenden del trabajo con cada uno.

El otro aspecto a tener muy en cuenta, es que manejamos dos tipos de comunicación habitualmente: la vertical (hacia el Sacerdote, organismos Diocesanos, la responsable del área o presidente de la institución, etc: ascendente, y hacia los catequizandos, integrantes del movimiento, sus familias: descendente) donde nuestras acciones tendran mas bien un efecto particular, y la horizontal (hacia los otros dirigentes de la parroquia, catequistas, gente del barrio), donde nuestras iniciativas, logros y dificultades tendran una naturaleza mas comunitaria.

El mes próximo, veremos como afecta la falta de creatividad (tanto real como imaginaria) y  como superarla. ¡Hasta el mes próximo!

jueves, 1 de marzo de 2012

DESAFÍOS DE LA COMUNICACIÓN


Queridos amigos, ¡Que alegría reencontrarme con ustedes nuevamente este año!

Luego de trabajar los años anteriores con temas específicos como las nuevas tecnologias (2010) y Diseño Gráfico Parroquial (2011), este año vamos a tratar de trabajar en forma un poco mas global, recorriendo juntos el camino que nos permita desarrollar respuestas a los “Desafios de la comunicación en las comunidades parroquiales”.

Uno de los primeros desafíos que algunas comunidades pueden encontrar en su labor evangelizador, es el desconocimiento del Plan Pastoral, ya sea por no estar formulado en forma estructurada, por la alta rotación de dirigentes en los espacios de conducción (Junta Parroquial, etc) o por una dinámica propia de la comunidad que da por descontado que lo que se está realizando es lo que se debe hacer.

Cualquiera que fuera el motivo que lo origine, el desconocimiento del Plan Pastoral es uno de los principales problemas que debe resolverse en materia de comunicación -¡y de organización! para facilitar las iniciativas y ahorrar esfuerzos por conseguir una buena llegada a los vecinos de la juridicción parroquial, ya que es la piedra basal donde sobre la cual se construye el trabajo evangelizador. Parafraseando a un gran Sacerdote de la Diócesis, es importante recordar que “no se puede comunicar lo que no se conoce”, aunque es algo que a veces, infructuosamente, intentamos.

Entonces, uno de los primeros pasos que debemos realizar en nuestra tarea evangelizadora, es informándonos sobre el Plan Pastoral, consultando en primer lugar al Párroco y luego a los otros dirigentes de la comunidad. Si no fue redactado aún en forma estructurada, habria que ponerse a disposición del Sacerdote, para colaborar en su elaboración. El siguiente paso, es “rumiarlo” entre los dirigentes, para formarse sobre los diferentes aspectos que abarca (las realidades socioculturales, las características de la edad de las personas implicadas, etc). Y un tercer paso, es poder elaborar un resumen en un lenguaje mas “popular” para que pueda ser comprendido y asimilado por la mayoría de los hermanos que llegan a misa, las familias de los catequizandos, y de todos los que se acercan a nuestra comunidad.

Para finalizar la columna de este mes, les quería recordar que, al momento de abocarse a la tarea de diseñar estructuralmente un plan pastoral, se debe tener presente que el éxito del mismo, dependerá de procurar una visión lo mas abarcativa posible de la juridicción parroquial, es decir, se deben tener en cuenta todos los actores sociales del barrio (y/o ciudad), evitándose centrarse sólo en las propias instituciones y movimientos de la parroquia; ya que sólo asi se puede lograr un camino efectivo para el anuncio de la Buena Noticia.

El mes próximo, trataremos de revisar nuestro rol específico de agentes pastorales. ¡Que tengan una Santa Cuaresma!