PRESENTACIÓN

Queridos amigos y hermanos, este blog tiene por finalidad compartir con ustedes herramientas e ideas sobre comunicación para las comunidades...

lunes, 1 de junio de 2015

Salir en comunidad.

Muchas gracias, querido hermano, por permitir que nos volvamos a encontrar otro mes más en este espacio de Eclesia para seguir reflexionando, a grandes y medianos rasgos, sobre las diferentes características de la Iglesia en salida.

En esta oportunidad, no quería dejar pasar otro mes sin reflexionar sobre un aspecto esencial de esta mirada pastoral: la dimensión comunitaria de la “salida” a los diferentes ambientes y realidades donde se pretende llegar desde el plan pastoral parroquial y/o diocesano.

A veces -como reflexión personal propia, o como respuesta ante algún trabajo de evaluación en algún espacio de análisis pastoral grupal o comunitario - surge la tentación de responder que entre las “actividades en salida” que realiza la comunidad se enumeran aquellos proyectos que realizan “algunos miembros” del grupo o comunidad, en forma personal (aunque con el acompañamiento moral del resto) en alguna tarea solidaria, ya sea permanente o esporádica.

En esta ocasión, no nos vamos a detener sobre la conveniencia o no de la prolongación en el tiempo de dichos proyectos o actividades, pero si quiero invitarlos a reveer la naturaleza comunitaria que intrínsecamente debe tener una actividad pastoral para considerarla dentro de una iniciativa que cuadre con lo que nos caracterizando como “Iglesia en salida”.

Si bien son loables, los proyectos sociales extra-comunitarios en los que participan -o dirigen- en forma aislada uno, dos o tres miembros de la comunidad; carecen de su sustento eclesial, toda vez que se realiza sin el acompañamiento del resto de los hermanos...

Tal vez pensarás que aquí se abre una grieta, y en cierta forma esta reflexión que te propongo este mes, pareciera oponerse a aquellos líderes sociales que, surgiendo desde el seno de una comunidad parroquial o diocesana, inician una actividad social en búsqueda del Bien Común, realzando la dignidad humana de aquellos a los que va dirigido el mismo. ¡Pero nada más lejos que esta opinión!

Así como Jesús comenzó su misión rodeado de unos pocos que lo empezaron a acompañar, muchos líderes sociales (independientemente del número de personas hacia cual dedican desinteresadamente su tiempo y recursos volcados en el proyecto que encaran) transitan momentos de soledad e incomprensión, donde se moldea el espíritu y se prueba la pasión que son características de la caridad bien comprendida.

Pero, tras ese momento de soledad, y cuando el proyecto empieza a tomar forma y crecer, en indispensable que el líder social observe y adquiera la necesidad de reflexionar sobre la dimensión comunitaria de su labor.

Allí, se comprende que la participación de los demás hermanos de la comunidad, cada uno desde su rol: orante, cooperante, profesional, subsidiante o logístico (volveremos sobre estos roles más adelante en unos meses) no sólo soluciona en gran medidas las falencias o carencias del resto, sino que además desarrolla una sinergia comunitaria donde el Santo Espíritu fluye, repartiendo sus dones y vivificándola.

El próximo mes, Dios mediante, reflexionaremos sobre otro aspecto interesante de esta propuesta de la Iglesia en salida: la colegialidad y la comunicación dentro de la comunidad parroquial.

¡Que tengas un muy buen mes de Junio, bendecido por Dios!